Veo el deseo dibujado en tus pupilas,
tus manos tiemblan al contacto con las mías
y tu boca entreabierta me susurra al oído
una suplica de amor callada.
Te pierdes en mi mirada tranquila y apacible
en espera de que te prendas de mi boca,
mientras que tu deseo febril se aferra a la cintura
en un abrazo de lujuria y ansiedad convertido.
Tus manos me acarician recorriendo mis senderos
y despojándome de mis ropas y mis miedos,
vas envolviéndome en ese suave aroma de la brisa
que poco a poco me va recorriendo sin prisa.
Las prendas van cayendo y los cuerpos desnudos
en la hoguera del deseo se funden,
mientras en la marea de los besos envueltos
comienzan a escucharse los gemidos.
La entrega en el umbral prepara el escenario,
con ardientes caricias se unen los deseos
por esa superficie haces tus dulces paseos
y yo en llama convertida me aferro a tu cadera.
Tu cuerpo al mío fundido y convertido en hoguera,
sumergidos en la vorágine de la pasión certera,
de sudor humedecidos y sintiéndonos cansados
llegamos al clímax y nos quedamos recostados.
SHANIA LYNN
tus manos tiemblan al contacto con las mías
y tu boca entreabierta me susurra al oído
una suplica de amor callada.
Te pierdes en mi mirada tranquila y apacible
en espera de que te prendas de mi boca,
mientras que tu deseo febril se aferra a la cintura
en un abrazo de lujuria y ansiedad convertido.
Tus manos me acarician recorriendo mis senderos
y despojándome de mis ropas y mis miedos,
vas envolviéndome en ese suave aroma de la brisa
que poco a poco me va recorriendo sin prisa.
Las prendas van cayendo y los cuerpos desnudos
en la hoguera del deseo se funden,
mientras en la marea de los besos envueltos
comienzan a escucharse los gemidos.
La entrega en el umbral prepara el escenario,
con ardientes caricias se unen los deseos
por esa superficie haces tus dulces paseos
y yo en llama convertida me aferro a tu cadera.
Tu cuerpo al mío fundido y convertido en hoguera,
sumergidos en la vorágine de la pasión certera,
de sudor humedecidos y sintiéndonos cansados
llegamos al clímax y nos quedamos recostados.
SHANIA LYNN
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