jueves, 7 de enero de 2010

Carta a Dios y a un amor fallecido

Entre el humo de mil cigarrillos
y la tenue luz de los cirios,
veo el féretro de mi amada
cubierto todo de negro,
escucho yo los sollozos
entre brumas de dolor,
así escucho los rezos
para que llegues a Dios.

Mi amor, ¿por qué me dejaste
tan solo y desamparado,
que voy a hacer con mis hijos
si ya no estás tu a mi lado?
mira que están muy chiquitos
y nadie los ha consolado,
por eso le ruego a Dios
que no me hubieras dejado.

Dios, ¿por qué lo permitiste
no ves que es honda mi pena?
y para mí esta condena
de vivir solo y muy triste,
será para siempre ajena
pero tú así lo quisiste.

Dios de los afligidos,
de los que se desesperan,
como se desgarra mi alma
de tanta pena sufrida,
pues te llevas a mi amada
dejando en la orfandad
a sus hijos y su amado,
que llorando ahora están.

Mi amor por favor no te vayas,
no me dejes esta pena
que quiero desgarrar mis venas
de tanto dolor que me aqueja,
mejor llévame contigo
no me dejes en el reino de los afligidos

SHANIA LYNN

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