que renace de sus cenizas,
mi piedra preciosa el ónix
pero hoy estoy echa trizas.
Había cruzado pantanos
sin enlodar mi plumaje
y aunque me cortaran las alas,
nunca cejé en ese viaje.
No importaban los tropiezos
tampoco si he de disfrutar,
el fruto de los cerezos,
siempre me pude levantar.
Tenía agallas para luchar
contra el vendaval y el frío
y si me tenía que marchar,
lo hacía como un desafío.
Ya me cortaron las alas
no las puedo ya batir,
ni con luces de bengalas
podré volver a resurgir.
SHANIA LYNN
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