Encendimos la fogata y la hoguera del amor,
las llamas calentando nuestros cuerpos
y dándoles un intenso calor
hasta sentirnos de deseos casi muertos.
Las prendas fueron cayendo lentamente
y los besos cual cascada por mi cuello,
tus manos suaves y delicadamente
recorrían palmo a palmo eso tan bello.
Dos cuerpos al denudo, al descubierto
sembrando de olores ese huerto,
lluvia menuda que cae en el desierto
y desemboca como río en ese puerto.
La hoguera ha encendido las pasiones
y el sudor ha perlado nuestra frente,
agua cristalina que brota de la fuente
al contacto de tu cuerpo con el mío.
El lecho cubierto de azucenas
pétalos esparcidos de flores rojas,
las has deshojado por docenas
y nuestras bocas cual ciruelas rojas
siguen sedientas de ser besadas.
El éxtasis ya está casi en la puerta
hemos alcanzado por fin la ansiada cima
y recostada descanso en ti encima,
cuando de placer estuve casi muerta.
SHANIA LYNN
las llamas calentando nuestros cuerpos
y dándoles un intenso calor
hasta sentirnos de deseos casi muertos.
Las prendas fueron cayendo lentamente
y los besos cual cascada por mi cuello,
tus manos suaves y delicadamente
recorrían palmo a palmo eso tan bello.
Dos cuerpos al denudo, al descubierto
sembrando de olores ese huerto,
lluvia menuda que cae en el desierto
y desemboca como río en ese puerto.
La hoguera ha encendido las pasiones
y el sudor ha perlado nuestra frente,
agua cristalina que brota de la fuente
al contacto de tu cuerpo con el mío.
El lecho cubierto de azucenas
pétalos esparcidos de flores rojas,
las has deshojado por docenas
y nuestras bocas cual ciruelas rojas
siguen sedientas de ser besadas.
El éxtasis ya está casi en la puerta
hemos alcanzado por fin la ansiada cima
y recostada descanso en ti encima,
cuando de placer estuve casi muerta.
SHANIA LYNN
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