sábado, 28 de noviembre de 2009

Cuenta la historia

La historia me la contó mi abuela
ella estaba sentada en el pórtico
de la casa tomándose un aromático café
una tarde al regresar de la escuela.
El Popocatepetl y el Ixtaccíhuatl
se levantan majestuosos
parecen gigantes, dos colosos.
En ellos nacieron los mitos y las leyendas
lugar de ritos de nuestros antepasados
al dios Tlaloque, de la lluvia y de la vida.
Reto de los conquistadores
motivación de los exploradores
el aliento de los románticos
y símbolo del nacionalismo.
Mi abuela me contó que Xochiquetzal
juró amor eterno al guerrero más apuesto
y orgulloso, flor del ejercito mexica
tierra del faisán y del quetzal.
Xochiquetzal hermosa y desconsolada
quedó en espera de la victoria de su hombre
de verlo y de tenerlo ella ya tenía hambre
pero no fue así, llegó la noticia de su muerte
se sumió en desolada tristeza
de los pies a la cabeza
y quedó ahí deshecha, inerte.
Rotos los vínculos de amor que la ataban
de por vida a su juramento, nada la podía apaciguar
ni las flores ni la tierra del jaguar,
nada tenía sentido, todo le daba igual.
Aceptó amoríos y se casó a sabiendas
de que era como enterrarse en vida
a pesar de ser dueña de tierras y de haciendas
en la tristeza y desolación estaba sumida
y no volvió a sonreír jamás.
Los guerreros aztecas regresaron
derrotados, avergonzados, tristes, vencidos
excepto uno, que a pesar del fracaso
conservaba la dignidad de su raza
tratando de ver a sus pobladores más unidos
viviendo de la guerra y de la caza.
La mirada del guerrero que marchaba
con orgullo por las calles, por la plaza
se posó sobre ella, sintiéndose morir
era él el hombre a quién había jurado amor eterno
sintió ganas de morir, de irse al infierno
de perderse en el cielo o en el averno
su esposo le había mentido para conseguir su amor
dijo que su amado en la batalla había quedado
que de ella ya se había olvidado.
Huyó por la orilla del lago de texcoco
su marido iba tras de ella
el guerrero los siguió, vio su huella
y enfrentó a su rival, como fiera herida, como loco
se enfrascó con el tlaxcalteca en cruenta batalla.
Buscó a su amada, la encontró muerta
no quiso vivir después de ser la mujer de otro
lloró, gritó, corrió por la pradera como potro
cortó flores, cubrió con ellas el cuerpo de Xochiquetzal
cantó el cenzontle y en una hoguera quemó copal.
La tierra se sacudió en temblores,
las nubes llenaron de penumbras los cielos
el miedo se apoderó de los habitantes del Anahuac,
al amanecer habían surgido en el valle dos montañas nevadas
una con figura de una mujer recostada
cubierta de flores blancas
por eso le dieron su nombre de mujer dormida,
se elevan majestuosos por las noches y en las madrugadas
otra, alta impresionante, como un guerrero azteca
sosteniéndola entre sus fuertes brazos
cayendo sus lágrimas en sus regazos.
Están ahí, convertidos en el Popocatepetl y el Ixtaccíhuatl
mientras que el traidor Citlatpetl
o cerro de la estrella
como obligación y penitencia
es observador a lo lejos de los amantes
que nunca podrá separar, que dieron la vida
para poder amarse desde la eternidad.


SHANIA LYNN

Mucha gente gusta de hacer expediciones y escalan por estos volcanes ya que están nevados casi en todas las épocas del año, aunque es demasiado peligroso y muchos se han quedado atrapados, quieren ser testigos mudos de un gran amor que se convirtió en leyenda y pasó a la historia

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