lunes, 17 de enero de 2011

Maldita soledad...

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Sentada en la parada esperaba el autobús,
a mi lado una joven lloraba sin consuelo,
llegó el camión y subimos a sentarnos en el cabús,
no había lugar y ella se sentó en el suelo.

Tapaba su rostro para que no la vieran llorar,
gentilmente ofrecí dejarle mi asiento
no dejaba de llorar la consumía el sentimiento
y con palabras tiernas yo la quise consolar.

Entre lágrimas me vio y agradeció mi gesto amable,
mi compañero de asiento se bajo y quedó un lugar vacío,
entonces me dijo “usted se ve fuerte como un roble”
le dije no, también llevo en mi corazón un gran hastío.

Como si me conociera desde hace años
se recostó en mi regazo, yo la abracé con tal dulzura
como queriendo evitar le hicieran mas daños,
la abracé con mucho amor y gran ternura.

Apenas era una niña pero su pena grande en dolor,
a tan corta edad ya le habían roto su corazón,
yo intentaba inyectarle un poco de fe y de calor
por eso rompía en sollozos y tenía mucha razón.

Las lágrimas purifican el alma y nos reconfortan
y yo lo daría todo para quitarle ese dolor profundo,
porque no hay dolor mas grande en este mundo
que ver llorar a un corazón cuando las alas le cortan.

No llores por tu soledad que aquí hay un cariño sincero,
te lo ofrezco de corazón y juro que es verdadero
y me tomó de la mano y la beso con ternura…
ahora sola camina pero disfrutando su hermosura.

SHANIA LYNN

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