Ese olor a tierra húmeda y fértil
me llega enervando los sentidos,
la lluvia tenue moja el verde césped
atisbando cada gota mis oídos
y al mojar mis labios quita la sed.
Huele a hierba mojada
después de que ha caído un buen chubasco,
ese olor que entra por la nariz
y llega a mi en la alborada
cuando apenas asoma el sol pasa mi cáliz.
A hierba huele como cuando éramos adolescentes
y sentados a la sombra del cedro frondoso
escuchábamos los cuentos de los viejos,
sacando los recuerdos lejanos de sus mentes
y viéndonos en lo claro de sus espejos.
Las hojas que caían en los otoños
ahí quedaron y en los veranos
volvieron a brotar retoños nuevos,
¡como se ha ido la vida con los años!
y así se han arrugado nuestras manos.
Pero la hierba fresca y perfumada
sigue oliendo a limpio y a gardenia,
cuando el arroyuelo baja la hondonada
mojando su tibia ribera
y el ciprés para darle sombra se la ingenia.
SHANIA LYNN
No hay comentarios:
Publicar un comentario