El transitar por veredas y caminos
va dejando gravada la experiencia
al recorrer las sendas de la existencia,
pasamos de niños a ser adultos.
El alma y el corazón no envejecen
son las penas las que crecen,
las que van formando las arrugas
y surcan veloces como las orugas.
Envejecer es sinónimo de haber vivido,
de haber caminado los senderos
con intensidad y recorrido
los años verdaderos.
En la carne se van formando las estrías
huellas profundas del paso de los años,
de cuando llorabas y reías,
son huellas del sufrimiento y de los daños.
Envejecer es haber dejado de ser niño
para convertirse en alguien nuevo,
después de haber dado amor y cariño
y a Dios mi plegaria elevo.
Envejecer no es motivo de vergüenza,
es sinónimo de lealtad y de experiencia,
es poder hablar fluido y con elegancia
pero ser viejo jamás te avergüenza.
SHANIA LYNNE
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