lunes, 26 de diciembre de 2016

Hay amores tercos...

Hay amores tercos que no renuncian,
que llegan de pronto y no se anuncian,
un amor de esos es el que yo tengo
y a él aún me aferro y me sostengo.

En la vida hay amores que nos dañan,
que ilusionan, que mienten, que engañan
y el mío es de los más grandes y sinceros
lo alumbra la luna y miles de luceros...

Hay amores que sin amarnos nos matan,
que nos unen de por vida, que nos atan
con esos lazos tan fuertes e indestructibles,
que aún con eso siguen siendo imposibles.

Se anidan en el fondo de nuestro corazón,
hacen perder la consciencia y la razón,
nos llevan hasta la locura y la demencia
y nos sumergen en la total inconsciencia.

Hay amores tercos que a nada ceden,
que luchan hasta morir o envejecen,
tan tercos como el tuyo y como el mío,
hacen de la cruenta lucha un desafío.

Amores que nacen en la distancia
aún dentro de la total indiferencia
y de a poco en ti van germinando,
dentro de mí de a poco van creciendo.

Sabiendo que no habrá un feliz final
se aferran a lo sublime y carnal,
porque son amores muy tercos
quieren llegar saltando los cercos.

El amor que tengo por ti mi cielo
me hace dudar de ti y sentir celo,
pero lo siento y me apasiona
y saber de ti siempre me ilusiona.

Me llena de una alegría desconocida,
de esa sensación por mi tan conocida,
me arrebata las ganas si no te tengo
porque de tu mano yo jamás vengo.

Hay amores tercos que no se rinden,
que están de pie, que no se venden
y si por mal se caen bien se levantan,
esos amores me gustan y me encantan.

Pero como el mío así de grande y terco
no pudo saltar ni brincar el cerco,
se me quedo ahí suspendido en el aire
desdeñado por desamor por un desaire.

Y el tuyo así de pequeño y de terco
fue solo una fantasía payaso en circo,
jamás volvió a caminar por esta vera
y saber lo que pasó es lo que yo quisiera.

Mi amor por ti sigue aquí en su lugar
deseando que conmigo dejes de jugar,
que vengas y tomes lo que es tan tuyo
mi rosa temprana mi rosa en capullo.

Hay amores tan tercos que no se marchan,
hay amores tan tercos que no te escuchan
se quedan varados sin cerrar las puertas,
que nos dejan solo las esperanzas muertas.

Donde quiera que te encuentres mi amor
te estaré esperando para darte mi calor,
si me lees, me escuchas o me ves
a donde quiera que tu vayas o estés
estaré esperando por ti de vez en vez...

E. M. J

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