Cuantas preguntas en silencio sin respuestas,
cuantas plegarias que a Dios le elevé,
cuantos amaneceres y del sol cuantas puestas,
cuantas veces te imploré y otras te insulté.
Mar de mis silencios y de mis tempestades
a pesar de todo eso yo te extraño,
deseo tanto poder volver a tus latitudes,
a ver el vuelo de las gaviotas, ser tu rebaño.
Extraño ver tus olas altas y su espuma
y como se abrazan con las rocas
como si juntaran con amor sus bocas
cuando la brisa cálida con el sol se esfuma.
Mudo testigo del dolor que dentro llevo,
mi eterno confidente, amigo sincero,
al anochecer un brillante y tímido lucero
me acompaña cuando mi rezo al cielo elevo.
Y tú, apacible y tranquilo me escuchas
queriendo acompañarme en mi pena,
sabes bien de mis fracasos y mis luchas
y por mí la sientes tuya...no ajena...
SHANIA LYNNE
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