El último adiós que
les dimos,
el último beso en la
frente,
ya en sus ojos no nos
vimos
y me sentía tan diferente.
Partieron las dos
carrozas
iban rumbo al cementerio,
las dos cubiertas de
rosas
y rodeadas de misterio.
Las dos tumbas
abiertas,
los ataúdes cerrados,
mis pisadas tan
inciertas
y los parpados
rosados.
Los ojos enrojecidos
las lágrimas como dos ríos,
mis pasos ya muy
cansados
y cubiertos por el
frío.
El llanto en las
gargantas,
los sollozos que brotaban,
corazones que gemían
y lágrimas tantas,
tantas.
La tierra los fue
cubriendo,
una rosa de despedida,
me sentí tan abatida
que me estaba
muriendo.
Su alma voló a los
cielos
la mía se quedó casi muerta
y cada día que
despierta
sigue llorando por
ellos..
SHANIA LYNNE
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