Te escribo esta carta con mucha emoción porque ella lleva mi dulce canción,
una melodía que entona mi alma, que me da paz y una enorme calma.
Tú sabes lo mucho que te he amado a pesar del tiempo que
ya ha pasado, de tanta ausencia, de no tener ahora tu dulce presencia y
del ir y venir.
Quiero olvidar lo que me hace daño y solo pensar que ya
no habrá engaño,
que vendrás a verme, que querrás quererme y nunca volver
a marcharte de mí, que deseas con mi amor el poder atarte y nunca jamás volver
a dejarme.
Te siento llegar despacio, en silencio y ocupar tu lugar
en mi tibio lecho
siempre te acurrucas en mi noble pecho y abrazada a mi
almohada sé que no eres tú, que está vacía de amor mi cama y mi almohada y
llena de tu esencia, de ese perfume que impregna la casa y una gran tristeza
me besa y me abraza, me dice que pronto estarás a mi lado recordando que no me
has olvidado y que un día despertaras aquí a mi costado.
El amor de antaño podría revivir, renacer a un nuevo día,
para que yo vuelva a ser tuya otra vez y no quieras apartarte jamás de mi vera,
tomarte del brazo y en un tibio abrazo me
des tu ternura, me llenes de besos y verme en tus ojos...perderme en ese verde
mar cuando en tus pupilas me pueda mirar.
No niego el amor que aún te tengo y que arde mi piel de
solo pensarte, tanto te desea que tiembla de amor, de tener la dicha de beber
tu olor y de disfrutar las mieles de tu boca cuando con tus manos a mis senos
toca.
Dame esa delicia de amarte a la luz del día y que pueda
gritar ese dulce nombre que no sea un secreto este nuestro amor, ese es el reto
que hay que lograr y que haya pasión pero no dolor,
dame esa dicha de estar a tu lado y ser para ti lo que
has amado,
déjame beber ese dulce néctar y empaparme toda con
nuestro sudor,
déjame amarte con todo ese ardor y quedar exhausta y
rendida de amor.
E. M. J
No hay comentarios:
Publicar un comentario