Tras
largos años de ausencia,
de
sacrificio y esfuerzo,
cansada
de luchar y envejecida
un día
volví a mi querencia.
En mi
viejo baúl llevaba
añoranzas de lo vivido,
las
lágrimas vertidas por dolor
que en
el alma guardaba.
Lágrimas
en soledad y silencio,
recuerdos
y añoranza,
tal vez
alguna enseñanza
pero no
vencida por cansancio.
Fueron
años de sufrimiento callado,
de
abandono al nido tan amado,
de
luchar día a día por el pan
y de
poder volver todo mi afán.
El
sufrimiento callado
no dejó
en mi alma rencores,
solo la
huella del pasado
y de mis
viejos dolores.
Salí de
casa a muy tierna edad
yendo en
busca de un mejor vivir,
partí y viviendo en plena soledad
y sin poder
olvidar mi sentir.
Ya todo
eso se quedó atrás,
por fin
estaba en mi pueblo,
de ese
terruño fui en aras
y de
dolor mas ya no tiemblo.
Caminé
por sus calles empedradas
recordando
que mi madre iba a mi lado,
recorrí
sus callejas desoladas
y subí
hasta la iglesia por las gradas.
En cada
esquina curiosa observaba
como
deseando ver que ahí estaba,
estaban
ahí las imágenes de otros años
y a mi
volvieron con el dolor y los daños.
El
horizonte ante mí se alzaba
salpicando
mi fe y mi anhelo,
los
pinzanes erguidos junto al río
se elevaban
hasta el azul del cielo.
El tañer
de la campana me recuerda
los
domingo en que íbamos a misa,
a mi
hermano le planchaba la camisa
y
después brincábamos la cuerda.
El aroma
perfumado del campo,
de sus
floridos y hermoso senderos,
el
oloroso y blanco san Nicolás
me llenó
de alegría y de gran paz.
El olor
perfumado de la panadería
se
esparce por las calles y graderías:
las
conchas, los cuernos y los halapares
bien
endulzan a todos los hogares.
Tras
muchos, muchos años de ausencia
por fin
regresaba a mi pueblo amado,
nadie
había advertido mi presencia
y
parecía que nada había cambiado.
De la
vieja casa ya nada quedaba
aquella
que fuera de mis juegos testigo,
en ruinas
ahí en silencio se alzaba
pero mi
madre ya no estaba conmigo.
Mi hogar
del que había partido
entre
alegría y amargo llanto,
en busca
de un nuevo nido
que me
cobijara con su encanto..
Al
cruzar la plaza el jardín florido
y el
kiosco ya no estaba ahí,
mi
corazón se sintió triste, afligido
porque
hace años ahí lo vi.
Una
profunda emoción
a mi
corazón embargaba
y una
vieja canción
en la
plaza se escuchaba.
¡¡¡Al
fin volvía al hogar!!!
por fin
regresaba a casa,
por el
ya no iba a llorar
ni su
ausencia me abraza.
Al fin
volvía al país,
al fin
volvía a mi pueblo,
ahí
estaba mi raíz
ahí
estaba lo que quiero
y ya
nunca mas iría
a vivir
al extranjero..
Inspirado en un poema del poeta
AITOR que me encantó
Inspirado en un poema del poeta
AITOR que me encantó
SHANIA
LYNNE
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