
en la orilla del manso río,
desde ahí me veo reflejada
jugando como una chiquilla
que ya no tiembla de frío.
Veo el caer de las hojas
y en esas aguas cristalinas
se refleja el árbol florido
uno a uno lo deshojas
bajando por las colinas.
El reflejo del agua clara
parece un enorme espejo
en el me puedo observar
cuando la bruma se aclara
y me niego a dejar de mirar.
Se observa el azul del cielo,
grandes nubes de algodón
y el trino de los pájaros
que cantan con tanto celo
y a Dios le piden perdón.
SHANIA LYNN
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